El partido comenzó con claro dominio azulino, que prácticamente jugaba en campo ejidense, apretando con una buena presión la salida del balón de los locales. Pero la supremacía visitante se rompió con dos jugadas a balón parado que metieron el miedo en el cuerpo a los de García Tébar. Sin ocasiones claras el Poli se había sacudido la presión y volvía de nuevo al encuentro. Entonces llegó el mazazo. Pasada la media hora, Manolo Pérez colgó una falta desde el lateral, que se vio impulsada con un mal despeje de Herreros ante el que Dorronsoro no pudo hacer nada. Era el 1-0 y el Melilla no podía creerse que fuera por debajo en el marcador. Los de García Tébar solventaron la papeleta de llegar al descanso perdiendo por la mínima, no sin antes una buena dosis de polémica en un error de Valerio que dejó sólo a Guille Roldán, que fue derribado claramente dentro del área. El colegiado no señaló penalti y mostró cartulina amarilla al centrocampista azulino.
Tras el descanso la dinámica del partido volvió a decaer hacia el dominio melillense, que tuvo que esperar a los cambios para ofrecer su mejor nivel. Con Víctor Bravo y Andrés Ramos sobre el césped, el Melilla encontró el empate con el primero de ellos, y estuvo a punto de matarlo con otra buena conexión entre ambos. Pero la locura y el hambre de triunfo cegó a los de García Tébar, que se había visto obligado a cambiar a Herreros, duda hasta última hora por unos problemas gastrointestinales. En esos instantes de caos y locura transitoria gobernó la cordura de un Poli que sacó tajada de la nada, tras un pase largo al segundo palo que acabó en el larguero, y cuyo rechace empujó a la red Katxorro. El gol mató a los azulinos, que aún así tuvieron en las botas de Andrés Ramos el empate, y pidieron penalti por una posible mano. Valerio evitó la primera, y el árbitro se desentendió de la segunda. El Melilla volvió a perder en Santo Domingo y regresa de vacio a casa, pensando ya en el difícil envite del próximo domingo ante el Roquetas. Eso sí, con la miel en los labios, y una buena oportunidad perdida.
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